Todo sobre los valles de hidrógeno y su creación

Se nos presenta un escenario fututo, pero no muy lejano porque los valles de hidrógeno ya se están levantando alrededor de nuestra geografía nacional. La expansión del uso de este prometedor recurso energético hará que en pocos años vivamos cerca de algún valle de hidrógeno.

¿Qué son los valles de hidrógeno?

Los valles de hidrógeno forman ecosistemas que facilitan la producción y el consumo de esta flexible molécula, pues puede tener un uso industrial, pero también dirigirse a producir combustibles sintéticos o como apoyo del sistema eléctrico.

Estas comunidades de productores de hidrógeno renovable construyen la base de una futura economía de las energías verdes, siendo uno de los ejes principales del Pacto Verde Europeo.

¿Qué se necesita para crear valles de hidrógeno?

Para crear valles de hidrógeno se necesitan clústers industriales, un área en la que se mezclan distintas aplicaciones del hidrógeno formado en el ecosistema.

Aquí la colaboración entre empresas instituciones es esencial. Nuestro país tiene una posición de ventaja competitiva para lograrlo, y es que ya son muchas las comunidades autónomas las que se han sumado a la investigación, tecnología y capacidades industriales de este recurso natural.

Además, contamos con sol, mucho sol, y viento, recursos esenciales para generar esta molécula de forma sostenible.

Creación de los Valles de Hidrógeno

Fases de la creación de hidrógeno renovable

Todo comienza con el consenso en torno a la localización del valle del hidrógeno, que generalmente se sitúa alrededor de lugares de consumo.

El siguiente paso será la interconexión entre los diferentes valles de hidrógeno de la zona, respaldándose entre ellas e incrementando los factores de utilización y la rentabilidad de las inversiones en hidrógeno renovable.

Por último, la fase final se centra en la movilidad y exportación masiva del recurso, pues el objetivo es la creación de una red que esparza esta molécula en cualquier punto de la geografía española e incluso fuera de ella.

La variación de los usos del hidrógeno H2 propicia que los núcleos de población que se encuentren cercanos a los valles de hidrógeno sufran un incremento en la calidad de producción en el recinto y se beneficie de este valor energético.

Los valles de hidrógeno en España

En Ciudad Real, más concretamente en Puertollano, es donde se encuentra el Centro Nacional del Hidrógeno, una de las sedes más importantes del país.

Este municipio manchego acoge también a uno de los valles de hidrógeno de mayor rentabilidad. Su potencial ha sido identificado por numerosas empresas, de entre las cuales destacamos Repsol, que cuenta con uno de sus complejos industriales en la zona.

El territorio conocido como el Clúster del Hidrógeno de Castilla-La Mancha, en poco tiempo va a implementar una de sus innovaciones más disruptivas. Específicamente, se trata de una planta de fotoelectrocatálisis, una novedosa tecnología a partir de la cual se consigue hidrógeno renovable mediante los rayos del sol. De esta forma, se evita tener que utilizar electricidad para producirlo y permitirá obtener hidrógeno H2 renovable.

En el norte de la península también podemos situar los primeros valles de hidrógeno. El Corredor Vasco de Hidrógeno aloja una infraestructura de electrolizadores, hidrogeneradoras, refinería y biogás que permiten la creación de combustibles sintéticos.

El futuro de los valles de hidrógeno

Aunque el potencial del hidrógeno siempre ha estado presente, su generación tenía un coste económico alto.

El mayor porcentaje de hidrógeno que se utiliza hoy en día se genera no siempre procede de energías no verdes. No obstante, el gran boom de la electricidad renovable ha propiciado en el cambio hacia la creación de un hidrógeno renovable.

El futuro no llega sin pasar por la convivencia de las diferentes energías. Los planes de nuestro país cuentan con la aprobación europea, tal y como ha expresado la presidenta de la Comisión Europea.

España tiene los recursos y la tecnología para lograr la ventaja en esta revolución industrial. Lo que toca ahora es mucha colaboración, tanto privada como pública para dirigirnos hacia un mundo más sostenible.